Titulo: Feliz cumpleaños
Genero: shonen-ai (?)
extensión : one-shot (?)
autor: Nana! (-3-)/
Nota: no sabes cuanto rato estuve haciendo esto, NO SABES! pero tenia que darte algo por tu cumpleaños, acabe recien y tu cumpleaños acabo hace unos minutos en tu país, de todas formas, espero que te agrade, yamajima it´s love <3 you know! jajaja este blog nadie lo visita, así que probablemente seas la única en leerlo, es mi regalo para ti, que lo disfrutes ale Alejandra~
Estaba molesto, mucho más que molesto, llevaba con exactitud
tres horas esperando a su novio, y es que era un día de lo mas especial, se había
esforzado tanto en que su pareja no descubriera lo que estaba planeando, no lo había
saludado por su cumpleaños en todo el día, y eso si que era un gran sacrificio,
incluso había tomado la llave de su departamento sin su permiso para poder
preparar perfectamente lo que había estado ingeniando hace más de dos meses,
ahora solo faltaban una hora para que el cumpleaños acabara, eran las once, y
por lo que el sabia, su novio salía a las ocho del trabajo, un suspiro alargado
salió de sus labios, ya casi resignado, fue hasta la cocina y apago las velas
que adornaban una hermosa y perfecta cena, no prendió la luz, no se sentía de ánimos,
no habían salido las cosas como se las esperaba, imaginaba que su novio se había
ido de fiesta con sus amigos, de todas formas era su cumpleaños y él ni
siquiera lo había saludado, se sintió más que deprimido, el regalo que le había
comprado era un traje que casi le costó todo un mes de sueldo, le encantaba
verlo en traje, se veía tan elegante, pero ahora ya nada de eso tenía sentido,
siguió caminando y se adentro en la recamara, sobre la cama habían pétalos de
rosa roja, y en el centro un corazón de pétalos blancos, con una pequeña mueca
de pesadez junto todos los pétalos y los metió dentro de una bolsa de nailon,
quito todas las velas aromáticas de varios colores de todos los muebles que
estaban alrededor, por suerte estas no las había prendido, o estarían tan
derretidas como las del comedor, dejo estas a un lado de los pétalos, y se sentó
en la cama con un semblante sobrio, no quería que aquello se quedara así, pero
ya no había vuelta a tras, los minutos seguían avanzando, y no estaba en el,
detenerlos, se volvió a levantar con un puchero que intentaba retener las
lagrimas y siguió caminando, limpio lo que había escrito en el espejo del baño,
con un lápiz labial que le había sacado a su hermana mayor “Feliz cumpleaños
yuto, cumple muchos más a mi lado” . trago saliva con dificultad, el pañito que
había tomado estaba de color rojo carmesí y lo dejo caer de lleno dentro de la
basura, volviendo a cerrarlo, camino hasta donde había estado antes, en la
pequeña salita con un par de sillones, tomo su bolso y dejo sobre la mesa de
centro la llave extra de su novio , salió del departamento y viendo los globos
que había puesto a los lados de la puerta inflados con helio se mordió los
labios fuertemente sintiendo un sabor metálico a los segundo, por suerte aun no
cerraba la puerta, así que tomando la llave que antes había dejado, pincho cada
uno de los coloridos globos y desato los hilos, para no dejar evidencia, sus
pasos se dirigieron a la cocina nuevamente, miro su reloj, era tarde para
volver a casa, pero si su novio no volvía, no se daría cuenta de que estuvo
allí, con tristeza, y con algo de impotencia por haber desperdiciado su día
libre en algo que nadie vería, tomo cada uno de los platos que había sobre la
mesa, y los fue tirando uno por uno, el sueño le embargo así que arrastrando
los pies, se dejo caer al sillón cubriéndose con una mantita que había traído
hacia ya rato, quedándose dormido hecho un ovillo y con el bolso abrazado.
Por otro lado,
Nakajima yuto caminaba inestablemente subiendo las escaleras, iba afirmado de
uno de sus amigos, Keito, iba en un estado de ebriedad completo, llegaron
frente a su puerta con dificultad, su mano se extendió para meterse entre su
bolsillo y así sacar su llave, no podía dar con la rendija, por lo que fue el
castaño quien le arrebato la llave y abrió
la puerta, Okamoto sabia donde estaba la recamara del alto,conocía su departamento, por lo que a duras
penas comenzó a llevarla hasta este, no encontrando nada fuera de lugar,una vez ya dentro, el
mayor comenzó a sacarle los zapatos mientras yuto reía descontroladamente.
Yamada seguía dormido, pero se despertó asustado al oír una
estruendosa risa, la conocía, era la de su novio, miro la hora, pasaban de las
dos de la madrugada, con un poco de timidez camino hasta la habitación del
alto, quedándose parado en el marco de la puerta, sus ojos se abrieron casi
como dos platos, y de estos comenzaron a salir un rio salado por cada uno, su corazón se
oprimió, y dio un paso hacia a tras, cayendo al piso con brutalidad, provocando
que dos pares de ojos le miraran
-Ryosuke-
La voz pertenecía a un pelinegro, que ya no parecía estar
tan borracho, alejo del pecho al
muchacho que segundos antes había besado, y se paró de prisa de la cama, pero
era tarde, Ryosuke ya se había puesto de pie, y solo veía su silueta de
espaldas saliendo de su departamento, llevo ambas manos a su cabeza tembloroso,
chocando sus ojos con un par de bolsas cerca de uno de sus muebles, miro estas
y lo que contenían, dando un golpe de lleno contra una de las maderas que consistían
en uno de sus muebles, miro a Keito con decisión y se acerco a la puerta
-lo siento Keito, no fue mi intención, al chico que acabas
de ver es al único que amo, y no estoy dispuesto a perderlo-
-descuida, se que solo estabas molesto porque no te saludo
hoy…- Okamoto acabo de hablar, pero no supo si Nakajima de escuchar, con algo
de pena tomo la chaqueta de su traje y se la puso al hombro para salir de aquel
lugar, más que mal solo había ido a dejar a su amigo.
Nakajima corría rápidamente, miraba de un lado a otro
fuera del edificio, la verdad es que ya estaba tan despierto y desesperado, que
todo el alcohol que había tomado no había servido de nada.
No sabía dónde ir,
las calles estaban concurridas a pesar de que ya era muy tarde, probablemente
es porque cerca habían muchos centros de división nocturna, y que era Tokio en
un sábado por la noche, trago saliva, se sentía morir, corrió y corrió sin tener
idea donde buscar, hasta que una chispa prendió su cerebro y dirigió sus pasos
hasta la sala de internet 24/7 que estaba cerca de su departamento, entro aun
cuando el propietario había comenzado a gritarle que no podía entrar sin usar
una computadora, pero lo ignoro olímpicamente abriendo la cortina de cada cabina,
llevándose reclamos y sorpresas de unos cinco o seis personas, hasta que en el séptimo
sitio que abría se encontraba la persona que buscaba, tenia audífonos puestos,
mientras escuchaba música , pero no estaba despierto, se encontraba sentado,
cubierto con su chaqueta, y la cabeza hacia a tras, dejando ver su rostro y
rastro de lagrimas que aun no se secaba, Nakajima giro la silla quitándole aquellos
audífonos susurrando con dolor su nombre, se agacho y tomo sus manos apretándolas
con fuerza, estaban frías, no pudo contenerse mas y comenzó a llorar de una manera
silenciosa. El encargado del lugar, al ver la situación se retiro, no tenia cabida
allí, y también era un humano con sentimientos, así que no lo culpaba.
Yamada abrió lentamente
los ojos, topándose con una cabellera negra azabache, despertando de una vez, conocía
a aquella persona que sollozaba escondido entre sus manos, quito ambas manos de
inmediato con un dolor en el pecho, y se limpio las lagrimas, tomo su chaqueta
y se puso de pie, tomando su bolso antes de comenzar a caminar, Nakajima se cayó
hacia a tras cuando el bajo se puso de pie y mirándolo con las cejas contraídas
se puso de pie y comenzó a perseguirlo.
-Ryosuke... tenemos que hablar, por favor, hablemos – le pedía
mientras seguía sus pasos.
Llegaron a la caja y el mayor pago por el tiempo que estuvo,
haciendo oídos sordos a lo que decía el menor, se puso la chaqueta una vez
fuera y mirando a ambos lados, camino por donde había más gente, tal vez así podría
perderlo de vista y dejar de seguirlo.
Nakajima lo perseguía con desesperación,
y al tenerlo cerca fuera del local lo tomo de la muñeca y lo giro
-¡Escúchame! ¡Lo que viste solo fue producto del alcohol! ¡Nada
más!, perdóname, te juro que fue sin intención, Keito se agacho y… ¡solo paso! Por
favor-
Yamada respiro hondo, tragándose todas las palabras que salían
de la persona quien tenía en frente, trago saliva, y con el ínfimo valor que
pudo reunir, lo miro a los ojos y en un tono serio, le hablo
-suéltame, nosotros no tenemos nada de qué hablar ya, lo has
explicado, eso es todo Nakajima, suéltame ahora-
Yuto al oír su apellido y las palabras tan secas y punzantes
del ser que mas amaba en el mundo se sintió la peor persona que hubo pisado jamás
el planeta tierra, por lo que casi con dramatismo sus rodillas dieron contra el
piso, sus propias piernas no resistieron su peso, su cuerpo tembló y su mundo
se volvió completamente negro, la única luz que tenia, lo estaba dejando horas después
de su cumpleaños, la gente comenzó a reunirse alrededor mirando escandalizados
la escena, Yamada estaba inquieto, congelado, perplejo. No resistía verlo así,
se acerco torpemente hasta él, y tomo uno de sus brazos para ayudarlo a ponerse
de pie, y aunque el pelinegro no ponía mucho de su ayuda, Yamada logro
levantarlo y comenzar a caminar llevándolo bien afirmado de la cintura y un
mano cruzando su cuello. Salieron caminando de allí entre todo el tumulto de
gente y tras caminar algún rato llegaron a una placita, la placita en que
Yamada le había dicho al pelinegro que lo amaba y que no podían seguir siendo
amigos, grande había sido su sorpresa al verse con los labios del contrario
sobre los suyos, pero ahora eso solo era un recuerdo, y la cuestión era que tenía
el corazón hecho un desastre
-¿puedes volver solo a casa? – hablo Yamada en un tono un
poco menos agresivo que el que había usado hace unos segundos, Nakajima lo miro
con tristeza apoyándose en una barra de metal del parquecito
-Ryosuke… ¿ya no me quieres?- su voz que oía quebrada,
angustiada
-yuto… -el mayor suspiro negando con sutileza- te amo –le miro
a los ojos- pero me duele lo que hiciste, me contuve todo el día, para que
cuando llegaras a casa darte la sorpresa, conseguí que me dieran el día libre
aun cuando el sábado es el mejor día en el bar y necesitan el personal, me esforcé
tanto para hacerte feliz, se que al menos debí decirte que te esperaría, que
tome tu llave, quizá haberte llamado, incluso era entendible que te hubieras
ido de fiesta con tus amigos, pero yuto, besaste a otro… ¿Qué hubiese pasado si
yo no hubiese llegado? ….-apretó sus manos volviéndolas un puño- yo…. Yuto, te
amo desde que te conocí, pero no puedo perdonar eso, no al menos con facilidad-
Nakajima guardaba silencio, esperando su turno para hablar y
sintiendo como aquellas palabras se clavaban como mil agujas en cada trozo de corazón
que se había partido en su interior
-Ryosuke... –le miro lastimado, herido – ya dije que lo sentía,
si no puedes perdonarme ahora lo entiendo, pero por favor, no me dejes –sus cejas
formaron un arco y su boca se seco- por favor…-
Yamada no podía sentirse feliz de ver su sufrimiento, por
sus palabras y tono de voz podía ver que era cierto, sufría, y sufría por su
amor, no resistió ni un segundo más y lo abrazo por el cuello, casi tirándolo de
la impresión
-Ryosuke- susurro Nakajima con unas recobradas esperanzas y
animo
-¡no te será tan fácil, Nakajima yuto!-
El pelinegro comenzó a reír escapándosele una lágrima que había
quedado atrapada en su ojo sin poder salir, siendo limpiada por las manos
ajenas
Un beso, un simple beso borro los labios de quien había
estado antes, y poseyó todo su interior renovándolo con más fuerza, reparando y
quitando cada aguja imaginariamente dolorosa de su corazón
---------------------------------------------
A la mañana siguiente Ryosuke había despertado entre los
brazos de su novio, con pereza y un poco de hambre se salió de entre las
cobijas que lo resguardaban del frio, y se dirigió a la cocina, abrió el
refrigerador y se encontró con la torta que el mismo había preparado para regalársela
cuando llegara el menor, pero ya que todo no había salido como quería, saco la
torta con adornos de fresa, llevándola hasta la mesa y con una cuchara comenzó a
comerla tranquilamente, sin molestarse en cortar un trozo nada mas
-¿Ryosuke?-
La voz de un somnoliento Nakajima hizo eco en el lugar, y Yamada
miro al propietario de aquel tonito, chocando con la figura delgada y semi-desnuda
de su amado
-¿si?-
-¿Qué haces?- Nakajima llego rápidamente a su lado y miro la
torta frunciendo la nariz- es mía –le reclamo-
-no es tuya, es mía-refuto Yamada de manera infantil
-pero ibas a dármela-
-pero no te la di, así que es mía –unto crema en su dedo con una sonrisa y
embarro la nariz del pelinegro –Feliz cumpleaños –Yamada lo rodeo por el
cuello, y sus labios chocaron tiernamente sobre los del pelinegro.